Sinopsis de un valiente.

Hoy recibí la noticia del fallecimiento de alguien que yo admiré mucho, alguien que fue muy querido para mí desde mi infancia. Mi tío José Ramón Soto Ortíz, y le digo tío no porque sea pariente sanguíneo, pero sí el esposo de mi tía Rosario Mora Luna, hermana de mi padre. José Ramón Soto Ortíz nació a las postrimeras de la década de los 30 del siglo pasado, si mal no recuerdo el 30 de diciembre de 1937, su padre, Manuel y su mamá, Pomposita, eran gente de campo, trabajadores y gente de bien. José Ramón en su juventud sufrió un accidente en una gasolinera que provocó quemaduras en gran parte de su cuerpo, eso podría haber hecho que cualquiera se rindiera, pero él no.

José Ramón fue educado en un colegio de jesuitas, quienes le enseñaron acerca del trabajo honrado, la dedicación y el esfuerzo diario, y terminados sus estudios de preparatoria pidió su permiso a su padre, don Manuel, para ir a estudiar al IPN, para ser Ingeniero Mecánico. mi abuelita Pachita comentaba con admiración que mi tío le dijo a su padre "Padre, usted ya ha hecho mucho por mí, ahora me toca a mí hacer lo posible por superarme." Y ciertamente así lo hizo.

José Ramón terminó su carrera e hizo sus prácticas en la compañía Diesel Nacional, en Ciudad Sahagún, Hidalgo. Aquí conoció a Rosario Mora Luna -mi tía-, y se casaron el mismo día que mis padres, el 4 de diciembre de 1966, en Tepeapulco, Hidalgo. No bien se casaron fueron a vivir a Monterrey, Nuevo León, en un área que en ese tiempo estaba casi en despoblado, San Pedro Garza García, que como hoy saben, es un área residencial, ahí crió a sus cinco hijos: José Ramón, Luis Manuel, Maria Luisa, Juan Carlos y Miguel Ángel. Yo adoraba ir a pasar mis vacaciones allá, y cuando ellos venían acá era algo maravilloso. Lo recuerdo muy bien. 

José Ramón trabajó para varias empresas, tanto en Monterrey, el D.F. Saltillo, McAllen, Dallas y otros lugares de México y Estados Unidos, y fundó la empresa S&M Aero Servicios junto con sus hijos, que da mantenimiento en general a aeronaves comerciales y privadas.

Tengo muy buenos recuerdos de mi tío Ramón. Él siempre me dijo que no hay imposibles, nadar a favor de la corriente es muy fácil, pero contra corriente requiere mucho esfuerzo y eso nos fortalece. Todos lo recordamos con cariño y aprecio, por su positivismo, fuerza y coraje.

Quiero dar un pequeño mensaje a mis primos. Ramón, Luis, Luisa, Juan Carlos, Miguel Ángel... Él siempre estuvo orgulloso de ustedes. Sus logros eran trofeos para él. Cuando él llegaba a venir a visitar a mi papá, siempre presumía de la inteligencia de su Ramoncín, de la habilidad mecánica de su Luis Manuel, de la destreza artística de su Morris, de la capacidad creativa de su Juan Carlos y de la habilidad para las ventas de su Pocho. Nuestros padres siempre nos dejan un legado, aquello que los distingue de los demás, el legado de mi tío Ramón es el siguiente: El esfuerzo diario lleva al éxito. Es la base sobre la que se asientan los principios que les fueron enseñados a ustedes. Recuerden eso. Nadie le enseña a los padres acerca de la paternidad, van aprendiendo paso a paso. Lo sé yo, y lo saben ustedes, como todo ser humano mi tío Ramón tenía defectos y virtudes, pero sus virtudes eran las que lo hacían sobresalir de todos los demás. Su corazón y su inteligencia eran superiores a los de otros seres humanos que conozco. Hoy su cuerpo reposará en la tierra, y su espíritu se unirá al de aquellos que le precedieron, y cuidará a su esposa, hijos y nietos en su hogar celestial. Dios los bendiga a todos ustedes, se los digo de todo corazón.


Con Mucho Cariño:


Luis Miguel

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